VELÁZQUEZ



Si quieres acceder a una presentación que te ayude a familiarizarte y memorizar las obras de arte de referencia para el estudio de DIEGO VELÁZQUEZ, según la Orden ECD/1941/2016, de 22 de diciembre (BOE 23/12/16) teclea sobre la imagen:



Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
(Sevilla, 1599-Madrid, 1660).

Es uno de los mejores pintores de Historia del Arte y sin duda alguna el mejor pintor del Barroco español. Aunque su nombre verdadero era Diego Rodrígues de Silva Velázquez, adoptó como referencia el apellido de su madre y firmó sus cuadros como «Diego Velázquez» y en menos ocasiones «Diego de Silva Velázquez».
Primera etapa. Su formación
Empezó su formación muy temprano en la ciudad donde nació, Sevilla. Primero, sobre los diez años, parece ser que de forma muy breve estuvo en el taller de Francisco Herrera el viejo. A los 12 años ya entró en el taller de Francisco Pacheco donde aprendió la técnica y adquirió sus primeros ideales estéticos, especialmente la influencia del tenebrismo de Caravaggio.  
Crucifixión de San Pedro. Caravaggio (1601), uno de los grandes referentes estéticos de la primera etapa de Velázquez

Todavía en Sevilla, y con apenas 18 años, se casará con Juana Pacheco hija de su maestro, con quien tendrá dos hijas, de las cuáles una morirá siendo todavía una niña. 
En esta primera etapa pinta algunos cuadros religiosos, bodegones y obras de género con escenas de cocina o taberna con figuras y objetos de naturaleza muerta, Este tipo de pintura no había tenido mucho éxito en España, pero gracias a las obras de Velázquez comenzará a ser  muy apreciada. Pintos precoz y con una formación adecuada, destacó, como indica su maestro Pacheco, por alcanzar «la verdadera imitación de la natu­ra­le­za». En esta primera fase, sigue los pasos de Ribera y Caravaggio.
De esta etapa destacan:
La vieja friendo huevos (1619)

El aguador de Sevilla (1618/22) Regalo del rey Fernando VII a Wellington (Motín de Guerra)
                                                                        
La adoración de los Reyes Magos (1619)

SU TRASLADO A MADRID: PRIMERA ETAPA MADRILEÑA
Con veinticuatro años, se traslada con su familia a Madrid para entrar al servicio del rey, vinculación que mantendrá hasta su muerte en 1660. Es por este motivo, que la casi totalidad de su obra se destinó a las colecciones reales. Esta colección, en su inmensa mayoría pasará a formar parte de lo que hoy es el Museo del Prado, pero algunas de las obras se irán al extranjero, principalmente a Gran Bretaña, fruto de lo que se ha denominado el “motín de guerra” que tuvo lugar durante la invasión napoleónica a comienzos del siglo XIX y los regalos que Fernando VII le hizo a Wellington por su colaboración en la derrota de Napoleón y la restauración monárquica. La mayoría de los cuadros pintados en Sevilla, están en la actualidad en colecciones extranjeras.
Otra de las ventajas de vivir en la corte y cerca de la casi totalidad de sus obras es la existencia en sus obras de ARREPENTIEMIENTOS, modificaciones que solía hacer de sus cuadros con el paso del tiempo.
En 1622 realiza un viaje a Madrid con la pretensión de realizar el retrato de los reyes, cosa que no conseguiría. En 1623 se asienta definitivamente en la Corte como retratista.  El contacto con la colección de arte del rey y en especial el descubrimiento de la pintura italiana, transforman su pintura cambiando su paleta de tonos oscuros y madera por otros más claros. En lo que respecta a las formas y la anatomía, sigue manteniendo los volúmenes fuertes y marcados. El nuevo estilo se ve con claridad en el retrato de Felipe IV (1626/28):


Comienza una etapa de pintura de bufones de la Corte:

 




La tranquilidad de su cargo como pintor de Corte, le permiten realizar ensayos sobre el impacto de la luz en el cuadro  y la búsqueda la expresividad de la cara y las manos. Esto se aprecia en el Triunfo de Baco en donde destaca el tratamiento que el autor hace de los efectos lumínicos y el paisaje del fondo:


El triunfo de Baco, introduce al pintor en los temas de la mitología clásica, con la característica especial es que los personajes que acompañan al dios griego tienen aspecto de ser personas normales que caminaban por cualquier calle de la época. De esta forma, el pintor fusiona la pintura mitológica con la pintura de género. 
 

PRIMER VIAJE A ITALIA (1629/31)
Entre 1628 y 1629, Rubens estuvo por España y se sabe que mantuvo una cierta relación con Velázquez. Los historiadores parecen estar de acuerdo en que podría haber sido él quien aconsejaría al pintor sevillano la importancia de viajar a Italia si realmente quería evolucionar en su arte.  Lo cierto es que este primer viaje a Italia va a suponer un cambio radical en la obra de Velázquez. No solo aclaró su paleta, sino que también trabajó sobre el desnudo, el paisaje y sobre todo, la perspectiva aérea.
Durante su estancia en Italia, realizó varias obras entre las que destacan:




En La fragua de Vulcano, se presentan varias novedades:
-       El tema seleccionado es una escena “escabrosa” de la mitología clásica, en la que Apolo le comunica a Vulcano que su esposa Venus le está siendo infiel con Marte.
-       La distribución de los personajes se hace en diagonales imaginarias que permiten iluminarlos con diferentes intensidades.
-       Aparece ya definida una perspectiva aérea que permite valorar las distancias entre los personajes.

SU SEGUNDA ETAPA MADRILEÑA (1631-49)
En esta etapa abundan mucho los retratos, tanto de la familia real como de personajes de la corte, incluidos los bufones. Su pincelada se ha vuelto más suelta, a veces incluso, indefinida, sin contornos claros.
En esta etapa destacan también los retratos ecuestres:


El Principe Baltasar Carlos  



Felipe IV

En estos retratos el artista manifiesta una gran inestabilidad, manteniendo un gran dinamismo, trazando la composición del cuadro a base de fuertes diagonales. Otro retrato importante es el del Conde Duque de Olivares.



Pero si hay una parte de su obra en la que manifiesta su libertad de ejecución, ese es sin duda en los retratos de enanos y bufones, en donde el artista no se detiene, ni recrea en sus deformidades físicas o mentales, sino que los presenta con dignidad y respeto.

No obstante, la obra cumbre de este período, es sin duda alguna:


SEGUNDO VIAJE A ITALIA (1649-51)
Con motivo de comprar obras de arte para la colección real, Velázquez regresó a Italia en 1649. En esta estancia y para ganarse el favor del papa, pintó el retrato de Inocencio X




El artista representa al papa con una postura extraordinariamente natural, y realizando un extraordinario trabajo con las telas, que construye a base de pinceladas muy amplias y espesas en las que se nota el pigmento con claridad.
Realizó también otros retratos como el de su propio criado Juan de Pareja, al que le da un aire muy altivo destacando su figura sobre un fondo monocromo.





Pero es posible que la principal novedad sean dos pequeños cuadros que pintó cuando visitó el Jardín de Villa Medicis en Roma.



 En estos cuadros, el sevillano presenta una visión y tratamiento de la luz muy rompedor e innovador, dando protagonismo al contraste entre luces y sombras y como estas se trasforman según la materia en la que se reflejan. Se adelante en más de trescientos años a lo que será el impresionismo.
A esta etapa pertenece también la Venus del espejo



Esta es una obra que se nos presenta con un efecto sorpresivo de la imagen, muy barroco, en el que la figura aparece de espaldas y se comunica con el espectador a través del espejo.

ETAPA FINAL, NUEVAMENTE EN MADRID (1651-1660)
En esta etapa final, Velázquez hará una de las mayores aportaciones al arte universal creando varias obras extraordinarias en las que la pincelada se hace mucho más suelta, acumulando grandes cantidades de pasta en diferentes partes del cuadro, produciendo efectos estéticos sorprendentes. La luz toma protagonismo al ser elemento que aporta la visión de la profundidad en una logradísima perspectiva aérea.
Es en esta etapa cuando realiza sus dos obras más destacadas:
 
Las meninas. 1656


Es en realidad un retrato concebida de una forma totalmente novedosa y original. En el cuadro aparece el propio Velázquez, Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, que ocupan el lugar del espectador  y se reflejan en el espejo mientras hacen una visita a su hija la infanta Margarita, que aparece rodeada de una importante corte de acompañamiento. El nombre de “meninas” viene precisamente de las criadas y jóvenes, que es el nombre con el que se les denominaba en portugués. No obstante, un protagonismo especial del cuadro es la luz, la iluminación por tramos de la habitación que se produce a partir de las diferentes ventanas de la habitación, así como por la puerta que está al final de la habitación y el espejo.  De esta forma se consigue una iluminación vaporosa que nos da la sensación de sentir el aire dentro de la sala.

 
Las Hilanderas. 1657 

  En este cuadro, vuelve a utilizar la perspectiva aérea como distribución del espacio, provocando un efecto sorpresa muy barroco. El lugar donde se desarrolla la escena es el taller de tapice de Santa Isabel en Madrid. En primer plano aparecen las operarias, y al fondo se reproduce una escena de la mitología clásica, el mito de Aracne, que por haber ofendido a Atenea será castigada a tejer durante toda su vida. De esta forma, el artista vuelve a mezclar géneros en este caso entre la realidad del trabajo en el taller y la mitología.


En 1660 con motivo de la preparación de la boda entre Luis XIV de Francia y la infanta María Teresa, viaja a Fuenterrabía para preparar el evento. El trabajo fue intenso y regresó a Madrid enfermo, falleciendo unos meses más tarde.

SÍNTESIS DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA DE VELÁZQUEZ
- Enfoque novedoso y original de los temas:
. En el triunfo de Baco fusiona el tema mitológico con la pintura de género de los acompañantes que podrían ser personajes de la vida cotidiana de la época.
. En la Fragua de Vulcano, le da un enfoque escabroso.
. En Las Meninas, ofrece un enfoque novedoso del retrato.
- Pincelada suelta y grumosa que dan al cuadro efectos sorprendentes y llamativos.
- Pintura “a la prima”, es decir sin dibujo previo.
- Elaboración del cuadro de forma pictórica.
- Uso de la perspectiva aérea y efectos luminosos.
- Uso de los arrepentimientos.
- Evolución técnica y del estilo según las etapas.




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